Flora y vegetación

Escorca es el municipio más extenso de la Serra de Tramuntana y el que menor densidad de población presenta. El municipio conserva gran parte de su territorio intacto ocupado por una vegetación exuberante y frondosa. Destaca la elevada proporción de endemismos presentes.

En Escorca se conservan los encinares más extensos de Mallorca, como el de Son Massip. El encinar ocupa laderas y llanuras sombrías y húmedas. La falta de luz condiciona el sotobosque donde las especies heliófilas que abundan en matorrales y pinares no pueden vivir.

El sotobosque está formado por especies diversas como el arrayán morisco (Ruscus aculeatus), el brezo (Erica arborea), el durilo (Vibumumtinus) o Phillyrea latfolia. Destaca la relativa abundancia de helechos, como el culantrillo negro (Asplenium onopteris) y líquenes. También encontramos endemismos como Cyclamen balearicum o Rhamnus ludovicisalvatoris.

Los bosques de pinos y los matorrales son más luminosos y en consecuencia el sotobosque es más denso y rico. Encontramos el lentisco (Pistacia lentiscus), la jara blanca (Cistus albidus), el acebuche (Olea europaea), la aliaga (Calicotome spinosa), el romero (Rosmarinus officinalis), las esparragueras (Asparagus acutifolius, A. horridus) y otros arbustos o lianas.

El relieve del municipio es abrupto, no en vano aquí tenemos los picos más altos de la isla: el Puig Major de Son Torrella (1.447 m), el Puig de Massanella (1352 mm), el Puig dels Tossals Verds (1.115 m), el Puig Tomir (1103 m), ‘Ofre (1.091 m), etc. Estas formaciones configuran valles estrechos como el Clot d’Albarca, el valle de Almallubx- Cúber o el valle de Massanella. A medida que se gana altura la vegetación va cambiando, adaptada a la mayor insolación, los contrastes de temperatura y los frecuentes e intensos vientos.
En lugares con suelos profundos aparecen especies como Hypericum balearicum, Phiomis italica, el romero (Rosmarinus officinalis), el aladieno (Rhamnus alatemus), la zarzaparrilla (Smilax aspera subsp. balearica), etc., así como también, el lentisco (P. lentiscus). En suelos más pedregosos aparecen especies como Pastinaca lucida, el belcho (Ephedra fragilis), el boj (Buxus balearica) o la cebolla albarrana (Urginea maritima).

Más cerca de las cumbres, en lugares aún más expuestos a los fuertes vientos y con más acusados contrastes de temperaturas, el paisaje pasa a estar dominado por cojinetes espinosos, como Astragalus balearicus o Teucrium marum subsp. occidentale, así como también la zarzaparrila (Smilax aspera subsp. balearica).

Las laderas de montañas y las grandes vaguadas están cubiertas por amplias zonas de carrizo (Ampelodesmos mauritanica). Algunas de estas zonas son antiguos bosques degradados por incendios forestales o talas indiscriminadas.

En la Serra se registran las precipitaciones más abundantes de Mallorca y, por tanto, nacen numerosos torrentes. Se trata de torrentes de recorrido generalmente corto, pero de gran desnivel que como consecuencia tienen lechos encajonados y sombríos, al abrigo de los vientos y con un grado de humedad más o menos constante. Aquí encuentran refugio especies testimonio de climas pasados, como el laurel (Laurus nobilis). En las desembocaduras encontramos la pimentera (Vitex agnus- castus)
ocupando grandes extensiones como es el caso de la desembocadura del torrente de Pareis. Si los barrancos son más secos, pero frescos, crecen plantas como la dedalera (Digitalis minor), la hiedra (Hedera helix) o el olivlo (Cneoron fricoccon).

En las grutas y cavidades sombrías y húmedas crecen plantas cespitosas de hojas y flores pequeñas que tapizan el sustrato y cubren superficies de poca extensión.
Mayotitariamente son especies endémicas entre las que cabe destacar la Sibihorpia africana y la Arenaria balearica.

En las grietas de los peñascos y roquedos habitan especies con un fuerte carácter rupícola como Hippocrepis balearica, Brassica balearica y la retama (Genista majorica)
Sus abundantes floraciones llaman la atención desde las paredes verticales.

ES difícil olvidar la vegetación glareicola que crece en los canchales. Destacan dos lechetreznas endémicas: Euphobia fontqueriana y E. maresi subsp. balearica.

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